Una década después
Hace 13 años, Chile, Colombia, México y el Perú eran economías con un futuro auspicioso. Países bastante liberales, con macroeconomías estables y con la mirada del mundo puesta en ellos porque eran interesantes para atraer inversiones. Hoy están en un lugar muy distinto, con políticas inestables y gobiernos que atemorizan a los inversionistas en lugar de atraerlos. En términos de crecimiento del PBI, el año pasado México creció un 3,2%, pero Chile y Colombia lo hicieron por debajo del 1%, y el Perú incluso decreció.
En este escenario, y en el marco del décimo aniversario de Videnza Consultores, les pregunté a cuatro exministros de Economía y Finanzas de esos países que se reunieron hace diez años en un cónclave de ministros de la Alianza del Pacífico cómo retomar el rumbo perdido.
“Me preocupa la falta de énfasis y de prioridad en el crecimiento económico. Muchos de los gobiernos de la región se han contentado con entrar a tratar de recaudar, de redistribuir, olvidándose que el mejor recaudador es el crecimiento económico de los países”, señaló Felipe Larraín, de Chile. Él sostuvo que la Alianza del Pacífico todavía “tiene todo el potencial de poder llevar la integración latinoamericana en los hechos a la práctica, y no quedarnos en los bonitos discursos que ocurren muchas veces después de las reuniones de otros organismos de integración regional sin mucho contenido”. Pero nos abandonó la calidad de la política y de las instituciones.
Coincidió con él Mauricio Cárdenas, de Colombia. “La política nos hizo una mala jugada”, porque nos sacó de lo pragmático, de la evidencia, y nos movió hacia políticas cortoplacistas. Ese inmediatismo desvirtuó la filosofía de la alianza de conformar un mercado más grande y atractivo para la inversión, impulsado por el sector privado. “Necesitamos retomar ese camino y la prueba reina de eso es que nuestros países no están creciendo bien”.
Para José Antonio Meade, de México, a la alianza le faltó una agenda que abordara los problemas cotidianos de la gente. “Mi impresión, sin embargo, es que la forma de responder a esa mayor exigencia de la ciudadanía no es hacer menos de lo que hacíamos antes; es probablemente hacer más. Yo creo que no hay un solo problema de los que enfrentan nuestros países que no se beneficie de una visión latinoamericana”. Como ejemplos señaló a la delincuencia, la falta de vivienda para los pobres y los riesgos del medio ambiente.
En el caso del Perú, Luis Miguel Castilla coincidió en que faltó ponerle rostro humano a la integración comercial. Mencionó tres desafíos a encarar. El primero es cómo propiciamos un Estado que brinde una capa mínima de protección a los ciudadanos. “Hoy lo vemos en la discusión previsional que hay en el país, donde, en lugar de abordar cómo ampliar la cobertura y cómo tener pensiones más dignas, son otros los móviles que están ahí puestos”.
El segundo reto es que caímos en una fase de total desconfianza y de crisis de gobernabilidad, de representación. Y el tercero es que, como parte del debilitamiento de la Alianza del Pacífico, cuyo gran líder fue el sector empresarial, comenzó una demonización de la actividad privada. El estatismo nunca será la salida, sino construir institucionalidad.
¿Cómo retomar las reformas procrecimiento? Cárdenas señaló una paradoja que debe hacernos reflexionar: que las cartas que tiene América Latina entre sus manos hoy son las mejores que ha visto. Y debemos aprovecharlas. El mundo está lleno de problemas geopolíticos, ninguno de los cuales se origina en nuestros países y frente a los que podemos ser parte de la solución. Sin embargo, somos la región que menos crece porque no tenemos una buena política. Se requiere liderazgo, confianza y un norte común.
Espero en una década poder decir que lo logramos.
Realizada por Janice Seinfeld, presidenta de Videnza, en el diario El Comercio el 30 de abril de 2024.
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