Retos del sector agrícola en Panamá
El sector agrícola de Panamá ha crecido a paso lento en comparación con el resto de la economía y ha perdido importancia relativa en el producto total en el transcurso de la última década. No obstante, abarca a un porcentaje importante de la fuerza laboral y es el sustento económico principal de miles de familias que se dedican a las actividades agropecuarias.
¿Qué ha sucedido con el sector para alcanzar tan bajo desempeño y ser poco competitivo? El bajo crecimiento se puede sustentar en un conjunto de medidas, programas y políticas insuficientes o mal orientadas que no incentivan a los productores a incrementar su productividad y que no responden a la realidad ni A sus necesidades específicas. La política de generar distorsiones en los precios relativos y en el acceso al mercado local para promover la rentabilidad de la agricultura de la agricultura local ha demostrado su inefectividad en América Latina. Además, existe una limitada provisión de bienes y servicios públicos que son necesarios para fomentar el desarrollo como, por ejemplo, la infraestructura parala producción y comercialización, la investigación y extensión agropecuaria, los servicios de sanidad fitosanitarios y zoosanitarios, entre otros. Esto, aunado a factores climáticos adversos sin políticas orientadas a reducir la vulnerabilidad de los productores, que generan altas pérdidas económicas, y al bajo nivel de institucionalidad y gobernanza representan grandes limitantes para incrementar la competitividad del sector agrícola.
De esta manera, los productores encuentran serias dificultades para poder diversificar sus productos o destinos en el caso de los exportadores, o para redirigirse hacia productos de mayor rentabilidad debido a la falta de apoyo y asistencia técnica, al limitado acceso a innovaciones tecnológicas y al crédito, y al bajo acceso o mala calidad de la información disponible.
En consecuencia, es imperioso introducir reformas orientadas a incrementar la competitividad del sector agrícola para mejora la calidad de vida de los productores panameños. Entre las principales recomendaciones de política que se derivan de la presente investigación, se encuentra, por un lado, la eliminación gradual de las políticas de distorsión de precios, de las tasas de interés y los seguros subsidiados, así como de los altos aranceles para los productos principales de la canasta básica y la introducción de políticas efectivas orientadas a mejorar la competitividad de la agricultura panameña. Ello con el fin de generar los incentivos necesarios para que el productor incremente su productividad. Por otro lado, se necesitan políticas de apoyo al productor para incrementar su acceso a innovaciones tecnológicas, sanidad agropecuaria, asistencia técnica y a información de calidad y oportuna como parte de una estrategia de inteligencia y a información de calidad y oportuna como parte de una estrategia de inteligencia de mercados, así como aumentar su acceso al crédito y de la titulación de tierras agrícolas. Finalmente, se debe prestar especial atención de la mitigación de los efectos de factores climáticos adversos y a la vulnerabilidad del productor ante eventos externos.
En este marco y tomando en cuenta la factibilidad de las recomendaciones señaladas, se sugiere que el apoyo del BID al sector agrícola de Panamá se enfoque en la creación de una autoridad autónoma encargad de la sanidad agrícola y pecuaria, y en el establecimiento de un programa encargado de promover la competitividad a partir de la asociación de los agricultores sobre la base de los planes de negocios.
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