Preguntas crudas

Si algo une a los peruanos estos días, es la indignación que causan las imágenes de las playas desde Ventanilla hasta Chancay teñidas por una capa negra que ahoga a lobos de mar, pingüinos, aves guaneras, cangrejos y peces. El desastre ecológico más grande que se haya producido en el litoral peruano nos plantea una serie de interrogantes.

¿Cómo es posible que una empresa dedicada a la complejísima operación de una refinería primero afirme que solo se habían derramado siete galones cuando hoy sabemos que fueron más de 250,000? Un error de este calibre es inverosímil en una industria en la que el manejo de magnitudes es central.

¿Cómo es posible que hasta hoy la empresa en cuestión no sea capaz de hacer un mínimo reconocimiento de su responsabilidad en esta catástrofe?

¿Cómo es posible que la Marina de Guerra del Perú, nuestra entidad oficial en materia de hidrografía, no haya dado la más mínima alerta sobre la posibilidad de un tsunami al ser consultada el sábado en la tarde por Repsol?

¿Cómo es posible que a la cabeza del Ministerio del Ambiente, entidad que debiera liderar la respuesta ante esta debacle, tengamos a un señor como Rubén Ramírez, cuya especialidad –según el propio portal Minam– sea la “creación de nuevos distritos”? Hoy se hace más evidente que nunca lo costoso que resulta tener a autoridades no preparadas para sus encargos, y cuya única cualidad es el carnet partidario.

¿Cómo es posible que a la fecha, luego de seis meses de gestión, el gobierno no haya designado todavía a un presidente del OEFA, órgano a cargo de la evaluación y fiscalización ambiental llamado a determinar responsabilidades en esta tragedia?

¿El presidente Castillo realmente cree que firmar un decreto en que declara de “interés nacional la emergencia climática” como primera respuesta vaya a hacer alguna diferencia concreta para la atención de esta crisis?

¿Cómo es posible que al alcalde Jorge Muñoz le haya tomado cinco días en manifestarte respecto de este suceso que ha devastado la flora y fauna de playas que pertenecen a Lima Metropolitana?

¿En qué momento la empresa decidió que era una buena idea contratar a pescadores para la limpieza del petróleo derramado? Repsol mejor que nadie sabe que esta tarea reviste alto riesgo y debe ser desempeñada por personal especializado en la materia.

¿A quién se le podría ocurrir que se pueden recoger 250,000 galones de petróleo usando escobas y recogedores, como hemos visto en imágenes a lo largo de la semana?

Y la del estribo: ¿quién hace más daño al capitalismo y la economía de mercado? ¿Los políticos trasnochados e ideologizados, como el que hoy ocupa Palacio, o las empresas que actúan de manera irresponsable, informal y poco transparente? A estas alturas ya nada queda claro.

Coda: la semana pasada señalaba que el presidente había incumplido el ofrecimiento, hecho en diciembre, de que a inicios de este año comenzaría a responder a los medios de prensa. Como advertía, un presidente que no da entrevistas es un presidente que desprecia un principio fundamental de la democracia como es la rendición de cuentas.

Esta semana Castillo finalmente concedió una entrevista al semanario Hildebrandt en sus 13. Aunque el gesto es valioso, lejos de brindar mayores luces, lo que consiguió la entrevista es confirmar lo ya sabido: que estamos ante un presidente anodino, sin planes, sin principios claros, y lleno de lugares comunes. A estas alturas, va quedando claro que el peligro para el Perú no es la supuesta amenaza comunista, sino más bien la absoluta precariedad del hombre al que le ha tocado el encargo más alto del país.

Realizado por: Joaquín Rey, investigador principal de Videnza Consultores

Columna de opinión publicada el 23 de enero de 2022 en el diario Perú21.