La historia clínica electrónica: la gran olvidada
Una de las principales características del siglo XXI ha sido la transformación digital, que distintos países han sabido aprovechar para modernizar sus servicios públicos. En el Perú, a pesar de haberse implementado algunas medidas relacionadas a este tema, aun queda mucho por hacerse.
Según la Encuesta Nacional de Transformación Digital (2020), este proceso sirve como apoyo para la resolución de los problemas públicos. Del total de entrevistados, el 57% coincidió en que el avance digital permitiría un mejor acceso a los servicios sanitarios, ubicando a este beneficio como el principal de la transformación digital.
Por eso, vale la pena pensar en qué tipo de medidas digitales conducirían a un mayor avance en temas sanitarios. Primero, es necesario recordar que el sistema nacional de salud está altamente fraccionado y desarticulado, y que la falta de información adecuada y completa impide la interoperabilidad dentro y fuera de cada subsistema. Esto termina perjudicando a los ciudadanos, quienes en reiteradas ocasiones deben repetir exámenes de laboratorio o llenar múltiples formularios, según estudio realizado por Padilla en 2018.
Para solucionar estas deficiencias, surge la propuesta de un sistema de historias clínicas electrónicas. Estas son registros electrónicos que almacenan el estado de la salud de cada persona en distintos momentos de su vida y las acciones que se desarrollaron a razón de ello, según la OPS. La implementación de este sistema tiene el potencial de generar grandes beneficios que permitirían optimizar la gestión clínica y epidemiológica. Así, se podría estructurar datos de calidad sobre las diferentes enfermedades que aquejan a los pacientes con el fin de proveer información fundamental para su atención.
Además, abre la posibilidad de interoperar los diversos subsistemas existentes para garantizar la continuidad asistencial de los pacientes. Es decir, si una persona se atiende en un hospital de EsSalud y luego pasa a atenderse en un hospital de Minsa, el médico que la reciba podrá ver sus antecedentes médicos, si es que tiene alergia a algún medicamento, cuál es su tipo de sangre, entre otros.
Otra característica de un sistema como este es que tiene la capacidad de introducir y almacenar recetas médicas, análisis y otros servicios. Esto genera grandes ahorros de tiempo, pues favorece la legibilidad, reduce duplicaciones de fichas y genera ahorro por la reducción de impresiones ahora que los registros son digitales.
Los países pioneros en la implementación de los sistemas de historias clínicas electrónicas son los más desarrollados e incluso ya están interoperando historias clínicas entre ellos. En Latinoamérica todavía no se llega a ese nivel, aunque existen experiencias positivas que sirven de ejemplo. Uno de los casos de gran avance es Uruguay, donde desde 2016 los prestadores integrales cuentan al 100% con un sistema de historias clínicas electrónicas implementado y del total de instituciones, el 78% tiene esta herramienta. Para finales de 2020, el 95% de la población uruguaya poseía algún documento clínico en la plataforma digital.
¿Cómo se traduce esto en beneficios para los pacientes? Según un estudio del BID, en 2020, el 84% de los usuarios notó que el médico accedió rápidamente a su historia clínica digital y no fueron necesarias preguntas sobre consultas o enfermedades previas. Asimismo, 70% de directores o directores técnicos afirman que este sistema aumenta la eficiencia de atención, 80% opinó que mejora los procesos de trabajo de sus equipos y 60% señaló que mejora la satisfacción de pacientes y la calidad de decisiones. Se concluyó que este tipo de historias clínicas disminuye los exámenes duplicados o innecesarios entre 60% y 80%, los errores médicos entre 60% y 70%, y las fallas en la administración de medicamentos entre 60% y 70%.
En Perú, ya existen las historias clínicas electrónicas, pero aún queda un gran camino por recorrer para alcanzar un sistema completo y eficiente en torno a ellas. Si nos centramos solo en el primer nivel de atención, vemos una brecha importante en el uso de esta herramienta: en Lima Metropolitana se tiene entre el 49% y el 80% de establecimientos implementados, pero regiones como Cajamarca llegan a un mínimo 3%. Es necesario impulsar su uso en todas las regiones del país.
Además, falta interoperar estas historias para que exista un flujo óptimo de pacientes entre establecimientos de distintos niveles y distintos subsistemas, y que estas historias clínicas interactúen con bases de datos de otras instituciones estatales, como el Reniec. Los servicios de salud deben darle prioridad a esta implementación para que puedan ofrecer la atención oportuna, eficiente y de calidad que nos merecemos todos los peruanos.
Realizado por: Nicolás Besich y Delia Ruiz, investigador principal y analista senior de Videnza Consultores, respectivamente