Dos buenas noticias

Entre la avalancha de noticias desmoralizantes que recibimos a diario, la semana pasada nos trajo dos anuncios auspiciosos. El Ministerio de Salud (Minsa) publicó la Resolución Ministerial 356-2022 que dispone que el Sistema de Información de Historias Clínicas Electrónicas de dicho sector sea implementado y usado de manera obligatoria en todos sus establecimientos del primer nivel de atención, así como en los centros de salud de los gobiernos regionales. Bien sabemos que el papel lo aguanta todo, pero por algo se empieza. Ahora lo decisivo será cómo se ejecutará esta implementación.

Las historias clínicas electrónicas en los establecimientos de salud simplifican la vida de pacientes y personal de salud. Permiten mejorar la calidad de la atención médica y, en ocasiones, incluso salvar vidas. Implican no tener que llevar toda la información de salud ni pagar el costo de volver a hacerse exámenes en caso de que deban cambiar de lugar de atención, pues en un solo documento digital están todos los exámenes, medicamentos, procedimientos e información relevante. Eso también facilita el trabajo en red entre prestadores, que pueden compartir la información médica para agilizar las referencias y contrarreferencias.

Veámoslo con un ejemplo: imagine que un familiar suyo sufre un infarto y necesita una ambulancia de inmediato. Usted la solicita en línea o por teléfono, y mientras la unidad va en camino, el personal ingresa en una tableta o celular el DNI del paciente y, cumpliendo un protocolo de seguridad ágil, accede a todo su historial médico, sin importar en qué lugar se haya atendido antes. Apenas llegan, evalúan el estado de su familiar, actúan con mayor seguridad en su cuidado y envían de inmediato esa información al hospital de destino, que recibe y atiende la emergencia con todo listo para actuar. Esto sucede en Estonia, donde el 99% de trámites oficiales se realizan en línea. Desde el 2008, este país europeo consolidó un portal nacional que integra la historia médica de toda la población. El resultado ha sido abaratar costos, facilitar diagnósticos y optimizar la atención. Este modelo ha inspirado a otros países y, de tomarse en serio, también podría ser la brújula para modernizar nuestro propio sistema de salud.

En el Perú, desde el 2019 el Seguro Social de Salud (Essalud) avanzó con su propio sistema, al igual que algunos prestadores privados, mientras que por el lado del Minsa y los gobiernos regionales aún queda mucho por recorrer. Pero el panorama actual no es del todo claro, porque en el 2024 el Minsa decidió dar de baja el tablero que mostraba públicamente cómo venía avanzando la historia clínica electrónica en los prestadores del Estado. Desde entonces no se ha vuelto a publicar información al respecto. Lo último que sabemos, a diciembre de 2023, es que el Callao era la región con mayor porcentaje de establecimientos de primer nivel implementados (65,3%), mientras que Cajamarca apenas llegaba al 2,5%. Para evaluar el presente necesitamos evidencia: el Minsa necesita transparentar los avances en la implementación de la historia clínica electrónica en prestadores públicos.

Para Lima, la citada resolución precisa que será de obligatorio cumplimiento a partir de ayer, lunes. Para los gobiernos regionales será progresiva, con un plazo máximo de un año. Eso está bien, porque obliga a prever recursos, desde la contratación de proveedores de Internet (incluso Starlink en zonas rurales), hasta garantizar la interoperabilidad con hospitales e institutos especializados, los cuales tienen una antigua agenda pendiente por resolver.

La segunda buena noticia vino del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil: tras más de dos décadas, dejará de emitir el DNI azul y solo tramitará el nuevo DNI electrónico 3.0, con mayor seguridad y modernidad. La identidad digital es clave para facilitar la vida a ciudadanos y funcionarios, fortalecer procesos como el uso de la historia clínica electrónica y otros servicios públicos y privados. Además, permite dar trazabilidad a los procesos, un aspecto crucial cuando se usan medicamentos y dispositivos médicos críticos (más aún en un entorno de economías informales que comercian con productos ilegales que nos pueden matar).

La digitalización debe ser el gran salto de calidad que la salud peruana necesita. Pero dependerá de que el Estado ponga seriedad, recursos y voluntad política. Como en Estonia, la clave no está (solo) en la tecnología, sino en el compromiso de convertirla en una política de Estado al servicio de las personas.

Columna de opinión de Janice Seinfeld, presidenta de Videnza, publicada en el diario El Comercio.