Cuando la distancia acerca

En Propuestas del Bicentenario: rutas para un país en desarrollo, Miguel Jaramillo nos muestra cómo, en el Perú, “el epicentro de la crisis económica está en el mercado laboral: pérdidas de empleo masivas, ingresos reducidos y pérdidas de capital humano resumen esta tragedia”. El autor resalta la importancia de no volver al estado prepandemia, “sino de retomar el vigor de la economía y (…) atacar las debilidades estructurales”.

En ese contexto, el drástico crecimiento de la modalidad de trabajo remoto se presenta como una oportunidad para incrementar la productividad laboral en el corto plazo. Según una encuesta aplicada en Lima Metropolitana por el INEI en septiembre del año pasado, 28% de las empresas encuestadas trabaja en modalidad remota y 33% en modalidad mixta (presencial y remoto).

Según un reciente Working Paper de Barrero, Bloom y Davids publicado por el National Bureau of Economis Research (NBER), en Estados Unidos luego de la pandemia por lo menos el 20% de días de trabajo se dará de manera remota (cuatro veces más que antes de la pandemia). En mayo de 2020, el porcentaje de días trabajados remotamente llegó a un máximo histórico de 60%.

Tras analizar los resultados de una encuesta mensual aplicada en total a más de 30,000 estadounidenses, los autores concluyeron que el trabajo remoto se mantendrá en niveles nunca vistos debido a cinco factores principales. Estos, aunque son propios del caso estadounidense, en mayor o menor medida aplican también a la realidad peruana.

  1. El trabajo remoto ha funcionado mejor de lo esperado e incluso ha generado mejoras de productividad. Al ser aplicado como una medida masiva tanto al interior de las empresas como entre ellas, se redujeron problemas de coordinación. Es decir, la pandemia eliminó costos de experimentación, expectativas sesgadas y problemas de organización.
  2. Las percepciones sobre el trabajo remoto han mejorado. Antes de la pandemia, era visto como una forma de eludir responsabilidades. Ahora, un porcentaje importante de empleadores está dispuesto a ofrecer facilidades a sus trabajadores a fin de que puedan trabajar remotamente un porcentaje de tiempo.
  3. Las fuertes inversiones de empresas y trabajadores para hacer el trabajo remoto más efectivo llevaron a que ambos estén mejor preparados para el desafío.
  4. Asociado con lo anterior, la pandemia significó un salto tecnológico en cuanto a trabajo remoto. En Estados Unidos, por ejemplo, el número de patentes para aplicaciones relacionadas al trabajo remoto más que se duplicaron en 2020.
  5. Finalmente, incluso en países como Estados Unidos, donde el 70% de la población está ya vacunada, la preocupación por el distanciamiento social se mantendrá. Así, muchos trabajadores preferirán no tomar transporte público atiborrado de gente o subirse a un ascensor lleno de personas.

Los autores también estimaron el impacto en la productividad del trabajo remoto. Concluyeron que optimizar los arreglos laborales (tiempo de trabajo remoto y trabajo presencial) podría mejorar la productividad en un 4.6%. El principal componente de este aumento sería la reducción en la necesidad de desplazamiento. De hecho, si no se considera este ahorro de tiempo, el incremento en la productividad sería de solo 1%.

Si bien en el Perú los altísimos niveles de informalidad (por encima del 70%) y las bajas tasas de conectividad (muy distintas a las de Estados Unidos) limitan mucho las posibilidades del trabajo remoto, es evidente que el porcentaje de personas que se mantendrá trabajando de manera remota o al menos de manera mixta (presencia y remota) será significativamente mayor que antes de la pandemia. Basta considerar su impacto en la productividad solo en Lima, donde en 2017 el 45% de los encuestados declaraba pasar al menos dos horas al día desplazándose.  Por otro lado, un aspecto positivo del trabajo remoto, en un país tan centralista como el nuestro, es que abre la posibilidad de que trabajadores e incluso estudiantes de regiones puedan laborar o practicar en empresas de Lima sin necesidad de mudarse.

Finalmente, quiero destacar dos aspectos relevantes del estudio de Barrero y coautores sobre el trabajo remoto. En primer lugar, la preferencia por el trabajo remoto es mayor entre trabajadores que empleadores; estos últimos se inclinan más por un esquema mixto, pues consideran que el trabajo presencial es beneficioso, al menos por unos días, para la cultura de trabajo, la motivación y la innovación. En segundo lugar, los beneficios del trabajo remoto serán y se darán principalmente entre los trabajadores mejor educados y remunerados. En consecuencia, es fundamental considerar medidas orientadas a que el trabajo remoto permita disminuir las brechas existentes.

Realizado por: Nicolás Besich, investigador principal de Videnza Consultores