Comunicar para incluir

El Perú es uno de los países menos inclusivos del mundo, según revela el ranking de inclusión social realizado en el 2019 por la Fundación Adecco. Ocupa el puesto 100 de 125 países y el 14 en Latinoamérica, sólo por delante de México, El Salvador y Venezuela.

Para Fernando Bolaños, oficial de Educación de Unicef Perú, la población peruana con discapacidad es uno de los grupos que sufre el mayor número de exclusiones en sus derechos. Esta situación se confirma cuando la Defensoría del Pueblo señala que el 60% de personas con discapacidad enfrentan dificultades para movilizarse por las calles, ingresar a establecimientos, viajar en autobús e incluso ir a un parque.

Si analizamos las esferas sociales de nuestro país, es común encontrar a personas en condición de discapacidad enfrentando barreras de comunicación en todos los niveles. Es decir, si desean acceder a puestos de trabajo, a sus derechos fundamentales, entre otros aspectos, no existen los canales ni los medios necesarios para que puedan hacerlo. Esto agrava considerablemente su condición de vulnerabilidad.

Su exclusión está marcada por esquemas culturales cuyas prácticas sociales son construidas, transmitidas, reproducidas y reivindicadas desde la comunicación. Es así que llegamos a normalizar estereotipos que identifican a quienes padecen de una discapacidad como personas imposibilitadas de moverse, pensar, escuchar, comprender. Y bien sabemos que la situación es muy distinta en la realidad.

Sin un discurso inclusivo, lo estipulado en las leyes y normas termina siendo obsoleto en la práctica. Por ejemplo, la igualdad de oportunidades laborales y el acceso oportuno a la participación social pierden relevancia y no son vistos como aplicables para la realidad de muchos ciudadanos. La mayor parte de la población con alguna discapacidad no conoce de sistemas de comunicación alternativos para que sus derechos no sean vulnerados.

Debemos enfocarnos en cambiar estas estructuras que establecen ciertas posiciones de privilegio para quienes no tienen una discapacidad. El ser educado en la normalidad y en la diversidad debe ser la base para crear, en conjunto, una sociedad más abierta, inclusiva y sin prejuicios.

Algunos avances que alientan

La creatividad y visión crítica de los profesionales de la comunicación son fundamentales para transformar espacios excluyentes por naturaleza en espacios compartidos para todos. Tal fue el caso de la campaña presentada por la Municipalidad Metropolitana de Lima denominada “Menores barreras, más respeto”, y que buscó sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia del trato igualitario y respetuoso hacia las personas con discapacidad. Para ello, apelaron a contenidos educativos en redes sociales, activaciones en la comunidad mediante ferias de artesanos con discapacidad, talleres deportivos, servicios de terapia física, lenguaje ocupacional, aprendizaje y psicología.

Además, aprovechando que durante la pandemia el formato de podcasts ha ganado enorme relevancia, Educared lanzó la serie “Voces por la inclusión”. Esta iniciativa, que forma parte de la alianza entre la Fundación Telefónica y Unicef Perú, permitió que jóvenes con discapacidad compartan sus historias inspiradoras sobre el significado de ser una persona con discapacidad y cómo hacer frente a las barreras que les impone la sociedad.

La pandemia también se presentó como una oportunidad para que los emprendedores busquen nuevos horizontes para continuar creciendo. La única escuela peruana de negocios no universitaria online, MERITUM Business School, lanzó su programa de Emprendimiento inclusivo. Se convirtió, así, en la primera escuela de negocios con interpretación de lenguaje de señas en el Perú (LSP).

Para modificar estereotipos y prácticas socioculturales sobre la discapacidad, es esencial que los aportes y estrategias tengan un adecuado trato comunicacional y se trabajen de la mano con sus protagonistas. Por ejemplo, vemos como positivo que se transmita por televisión la interpretación con lenguaje de señas, pero, ¿hemos preguntado a las personas usuarias de este servicio si el tamaño de su pantalla es el adecuado? Es fundamental que en toda iniciativa se involucre a quienes son y serán usuarios del servicio.

Por todo lo anterior, proponemos la creación de una guía para la comunicación incluyente. Un documento que contenga elementos de conocimiento que garanticen la posibilidad de una información exacta y acerquen al comunicador a este tema específico. El comportamiento cultural asume un papel muy fundamental en la eficacia de la comunicación. Es indispensable que la compasión deje de ser un elemento disuasorio para la igualdad y que la comunicación sea válida en todas sus formas. Solo así podremos convertirnos en actores activos para impulsar y exigir espacios inclusivos: ingresos amplios y a nivel de la vereda, señalización con imágenes y alto relieve, espacios de tránsito fluido y correctamente iluminados, entre otros. Y avanzaremos a ser un país que brinde oportunidades para todos, sin restringir experiencias que trascienden.

Realizado por: Paola Bustamante, Katherine Campos y Carla Soto; directora, coordinadora de Comunicaciones y Capacitaciones, y analista digital y de Comunicaciones de Videnza Consultores, respectivamente