Al 11 de enero, al menos 85 vacunas preclínicas están en investigación activa en animales y 64 vacunas están en ensayos clínicos en humanos. Estos últimos verifican la eficacia y la seguridad del compuesto, habitualmente en comparación con un placebo (sustancia sin actividad terapéutica). Así, determinan la dosis efectiva, la posible toxicidad, y la naturaleza y frecuencia de los eventos adversos que puede causar.

En el caso de la vacuna contra la COVID-19, el trabajo comenzó en enero de 2020 con el desciframiento del genoma del SARS-CoV-2. Y, aunque los primeros ensayos de seguridad de vacunas en humanos empezaron en marzo, todavía hay camino por recorrer. Algunas pruebas fracasarán, otras terminarán sin un resultado claro, pero también un grupo de ellas culminarán en resultados exitosos.