Avances y retos en la atención comunitaria de la salud mental
A propósito del Día Mundial de la Salud, celebrado el pasado 7 de abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó que la principal causa de problemas de salud y discapacidad en todo el mundo es la depresión. Según las cifras reportadas, más de 300 millones de personas la padecen, lo que evidencia un incremento de más del 18% entre los años 2005 y 2015.
En el Perú, según la encuesta mundial de salud mental, las enfermedades mentales más prevalentes en la población son la ansiedad (15%) y los trastornos del ánimo (8%). Asimismo, el “Estudio Carga de Enfermedad en el Perú” llevado a cabo por el Ministerio de Salud (MINSA) en el año 2012 sitúa a la depresión como la primera causa de carga de enfermedad en el país. El estudio concluye que los trastornos neuropsiquiátricos constituyen el 17.4% del total de años de vida saludables perdidos. Frente a este escenario, veamos cómo se está abordando la prevención y el tratamiento de la salud mental desde el programa presupuestal (PP) en salud mental y otras estrategias en el Perú.
En el año 2015 nace el Programa Presupuestal de Control y Prevención en Salud Mental (PP0131) con el objetivo de brindar atención al elevado número de personas afectadas por trastornos de salud mental en la población general y en la población de alto riesgo. Su diseño recoge la evidencia identificada por la Dirección General de Intervenciones Estratégicas en Salud Pública y la Dirección General de Epidemiologia del Ministerio de Salud (MINSA) en relación a los efectos generados por los trastornos neuro-psiquiátricos. El PP0131 está estructurado en función a diez productos orientados a prevenir, detectar y tratar trastornos afectivos y de ansiedad, trastornos psicóticos, así como trastornos mentales generados por el alcoholismo y como producto de violencia política.
Como característica primordial, el PP0131 promueve que la gran mayoría de las intervenciones propuestas tengan un enfoque comunitario; es decir, generar entornos saludables para reducir trastornos mentales y problemas psicosociales con servicios de salud mental basados en la prevención y la promoción de la salud de la atención primaria. Así, buscan reducir la necesidad de hospitalización y que los servicios de salud mental se enfoquen en la rehabilitación y la reinserción del enfermo mental en coordinación con servicios sociales.
Al valorar la evolución presupuestal del PP0131 comparando las cifras del 2017 con respecto a la asignación en salud mental en el 2012, vemos un incremento acumulado de 292% en los últimos cinco años, lo que significó a su vez un incremento en la participación del gasto en salud mental del 0.2% al 1% del gasto total en salud; aún inferior a los montos asignados en países como Chile (2.8%) o Brasil (2.4%) (OMS, 2012).
Con el objetivo de fortalecer la atención del paciente al interior de su comunidad y promover la participación de sus familias desde el primer nivel de atención, el MINSA planea tener implementados 40 Centros de Salud Mental Comunitarios (CSMC) para el final del año 2017.
A la fecha funcionan 29 CSMC, los cuales cuentan con psiquiatras, médicos de familia, psicólogos y terapeutas que brindan servicios de tratamiento a niños y adolescentes, adultos, adultos mayores y pacientes con casos de adicción. Asimismo, realizan actividades para la atención ambulatoria de usuarios con trastornos mentales o problemas psicosociales. La medición de los logros de estos centros comunitarios en la disminución de la incidencia de enfermedades mentales debería ser el siguiente paso a seguir para poder decidir la sostenibilidad o la reformulación de este enfoque del manejo de los trastornos mentales.
Entonces, existe un esfuerzo por establecer una política de salud mental con enfoque comunitario en el país. El aumento en la asignación presupuestaria para los programas de salud mental por resultados es un reflejo de la voluntad del Estado por darle importancia a la salud mental de la población. Sin embargo, no existe una medición de los indicadores de resultados del programa, de modo que se está caminando sin mucha información respecto a los logros de la política de salud mental. Sin una evaluación periódica del programa y sus resultados no es posible conocer su grado de implementación ni el éxito que tiene sobre todo en la atención primaria. Es deber de la estrategia de salud mental del MINSA liderar los procesos que permitan hacer las mediciones de los resultados del PP0131 con la finalidad de ir mejorando las metas de dichos programas.
Realizado por: Vicente Benites Zapata y Jose Choque, investigador principal y analista de Videnza Consultores, respectivamente
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