Al maestro con cariño
Nadie duda de la destacada labor que cumplen los docentes en toda sociedad. En el Perú, como sabemos, en distintas regiones del país la huelga magisterial va a alcanzar los dos meses de duración. ¿Cuáles son sus principales demandas? Básicamente, dos: el aumento de los sueldos y la garantía de su “seguridad” frente al sistema de evaluaciones, pues consideran que podrían llevarlos al despido en caso no obtener resultados satisfactorios.
Pero la problemática del sector educación y, en particular, de los docentes, es mucho más compleja que resolver esos reclamos puntuales. La importancia del docente dentro del sistema educativo ha sido estudiada sistemáticamente y se ha demostrado que su rol es determinante en la calidad del aprendizaje del alumno. Por ello, es de esperarse que las políticas que contribuyan a mejorar la calidad docente en las escuelas impacten de manera positiva en el rendimiento y en los aprendizajes de los estudiantes.
¿Cómo lograrlo? ¿Cómo hacer que la docencia se convierta en una opción profesional atractiva? ¿Cómo atraer al mejor talento a la carrera pública magisterial? Y, más aún, ¿cómo lograr la permanencia de los mejores cuadros docentes?
El Ministerio de Educación ha implementado diversas iniciativas con el fin de ofrecer incentivos para atraer y asegurar el talento magisterial en la carrera pública. Estos incentivos consideran mejoras remunerativas y bonos sobre la base del mérito. Entre ellos, se encuentra la Beca Vocación de Maestro, una beca integral de formación inicial docente para los jóvenes con mejores calificaciones; el Bono de Atracción a la Carrera Pública Magisterial, orientado a subsidiar el acceso a la carrera pública magisterial para los docentes del tercio superior en el orden de méritos, son algunos ejemplos. Así mismo, las ya conocidas Palmas Magisteriales y el Concurso Nacional de Buenas Prácticas Docentes buscan distinguir a docentes y directivos de las escuelas públicas del país por su labor destacada en buenas prácticas pedagógicas.
Sin embargo, hay otros elementos que inciden en la elección de educación como carrera profesional y que no hay que dejar de tomar en cuenta. Según el Observatorio Ponte en Carrera, la docencia ofrece menores retornos en comparación a carreras como ingeniería, medicina o negocios, lo que sin duda es un desincentivo. En promedio, un profesor de una escuela pública gana S/ 1500 al mes, lo que representa el 60% del ingreso mensual promedio reportado (S/2490 mensuales). Mientras tanto, un ingeniero, médico o profesional en negocios, ganan S/ 3138, S/ 3930 y S/ 2258 al mes, respectivamente.
Desde el punto de vista social, a pesar del alto impacto que un profesor genera en la sociedad, la confianza en los docentes de la carrera pública está deteriorada. Según un sondeo aplicado por IPSOS en 2014, más del 50% de los encuestados resaltó las deficiencias en la formación de los docentes y sus inasistencias a clases. Más aún, en la última encuesta de IPSOS, el 71% de los entrevistados piensa que los maestros en huelga deben ser despedidos luego de que la huelga haya sido declarada ilegal.
Respecto a las dos principales demandas que hoy llevan a los maestros a las calles, la actual gestión está haciendo grandes esfuerzos por atender sus pedidos, por lo que han adelantado el incremento del salario básico de los docentes a diciembre, originalmente previsto para inicios del 2018 y también se han comprometido a capacitarlos antes de las evaluaciones.
Sin embargo, es necesario que pasada la crisis se implementen reformas de fondo tanto para alentar a los docentes en el desarrollo de su carrera pública, como para acrecentar la confianza actual de la sociedad en la docencia. Para revalorar la labor del docente se requiere de campañas efectivas de comunicación y sensibilización en todo el país. Los buenos maestros deben ser visibilizados, reconocidos, premiados, entrevistados en medios de comunicación, deben contarnos sus historias, conmovernos y llevarnos a todos a querer transformar vidas, como la mayoría de ellos lo hacen día a día.
Realizado por: María del Pilar Pinto de la Sota, investigadora principal de Videnza Consultores
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